En las relaciones de pareja, los estilos de apego juegan un papel clave en la dinámica emocional y la manera en que interactuamos con nuestros seres queridos. Hoy nos centraremos en el comportamiento de las personas con apego evitativo y cómo este estilo de apego afecta sus relaciones, especialmente cuando su pareja tiene un apego ansioso. En lugar de simplemente detallar las razones detrás de estos comportamientos, exploraremos ejemplos reales para comprender cómo estas dinámicas se desarrollan en la vida cotidiana.
El evitativo: distanciamiento como mecanismo de defensa
Las personas con apego evitativo suelen tener una gran necesidad de autonomía e independencia emocional. Aunque en la superficie pueden parecer seguras, calmadas o incluso indiferentes, lo que realmente están haciendo es protegerse de una herida emocional más profunda: el miedo a ser vulnerables y depender de otros. Un ejemplo común es cuando un evitativo evita conversaciones íntimas o temas emocionales con su pareja, prefiriendo mantenerse en el ámbito de la lógica o los hechos.
Ejemplo real:
Tomemos el caso de Daniel, un hombre que siempre prefiere estar ocupado con el trabajo. Su pareja, Laura, busca más intimidad emocional, pero cuando Laura se acerca a la hora de la cena para hablar de sus sentimientos o sobre la relación, Daniel tiende a cerrar el tema rápidamente, diciendo frases como “no es gran cosa” o “no hablemos de eso ahora”, y esta actitud deja a Laura desconcertada intentando profundizar en el tema sin encontrar respuesta. El tema, es que lo que para Laura se siente como indiferencia e invalidación de sus sentimientos, en realidad es el mecanismo de defensa de Daniel que se activa para evitar sentirse vulnerable. Esta por lo general, es la forma en que se empieza a trabar la rueda y la relación empieza a tener problemas visibles de comunicación, seguridad y confianza.

El rol de la pareja ansiosa: un ciclo que se retroalimenta
Del otro lado de la relación está la persona con apego ansioso, quien tiene la tendencia a buscar más cercanía y validación de su pareja. Esto crea una dinámica compleja: cuanto más busca una persona ansiosa cercanía, más el evitativo siente la necesidad de distanciarse. La pareja ansiosa, al percibir esta distancia, intensifica su búsqueda de atención, lo que solo genera más tensión en la relación.
Ejemplo real:
Después de varios intentos fallidos para conectar con Daniel, y al ver que este no responde a sus intentos de conexión, Laura comienza a sentir la necesidad de hablar sobre la relación y en muchas ocasiones de sobre explicar sus sentimientos. Esto hace que envíe mensajes frecuentes y que busque atención de maneras que, para ella, son naturales y necesarias, sin notar su intensidad y su frustración creciente. Sin embargo, para Daniel, estos gestos solo incrementan su ansiedad y lo llevan a retirarse aún más, reforzando el ciclo destructivo, ya que claramente no cuenta con las herramientas para poder procesar de forma sana los reclamos de Laura. Esto deja a Laura sintiéndose más insegura y a Daniel más atrapado.
La raíz del problema: heridas de la infancia
Este ciclo de búsqueda de cercanía y rechazo de la misma a menudo tiene sus raíces en experiencias tempranas de la infancia. Los evitativos, por lo general, crecieron en entornos donde sus necesidades emocionales no fueron adecuadamente atendidas, lo que los llevó a aprender a no depender de otros para evitar el dolor del abandono o la decepción. Las personas con apego ansioso, por otro lado, suelen haber crecido en entornos donde la atención y el afecto eran inconsistentes, lo que las llevó a buscar una constante validación externa.
Ejemplo real:
Daniel creció en una familia donde se premiaba la independencia emocional. A menudo escuchaba frases como “los niños no lloran” o “resuelve tus propios problemas”. Esto hizo que Daniel creciera con un miedo al rechazo y a la humillación, ya que le habían hecho sentir que necesitar conexión es una señal de debilidad, y para no sentirse menos dentro de su grupo familiar, aprendió a autoregularse y a solucionar sus necesidades emocionales de forma independiente, lo que dio paso al Daniel evitativo que está en relación con Laura. Por el contrario, Laura vivió con un padre ausente y una madre que solo le brindaba atención de manera intermitente, por lo que desarrolló una sensación de no ser suficiente y de tener que luchar fuerte para ganarse el amor y la atención de las personas en su vida, incluyendo a Daniel, quien ahora siente la presión de tener que validar a Laura todo el tiempo.
El papel de la comunicación en la dinámica evitativo-ansiosa
Uno de los mayores desafíos en este tipo de relaciones es la comunicación. Los evitativos suelen reprimir sus emociones, mientras que los ansiosos tienden a sobreexpresarlas, lo que crea un desequilibrio en la relación. Para romper este ciclo, es esencial que ambos estilos aprendan a comunicarse de manera más efectiva.
Ejemplo real:
En una sesión de terapia, Daniel y Laura trabajaron en identificar sus estilos de apego y las heridas emocionales que los alimentaban. Laura aprendió a expresar sus necesidades de una manera más tranquila y menos demandante, mientras que Daniel trabajó en ser más receptivo a las emociones sin sentirse abrumado. Con el tiempo, ambos aprendieron que, en lugar de que Laura insista y Daniel se distancie, podrían construir un espacio sagrado, utilizando límites sanos, en el que ambos se sintieran seguros para hablar de sus necesidades sin temor a ser rechazados o abrumados.
Este video te puede ayudar a entender por qué los límites sanos son tan importantes y por qué colocarlos es la diferencia entre una relación plena y una relación que te genera mucho dolor.
Cómo equilibrar la relación: pasos para la sanación
Entendiendo que este proceso de crear un equilibro entre la persona ansiosa y la persona evitativa no es para nada sencillo, es importante reconocer que para que una relación entre estos tipos de apego inseguro prospere, es fundamental establecer límites sanos. Esto implica que la persona evitativa aprenda a abrirse emocionalmente sin sentirse abrumada, mientras que la pareja ansiosa respete el espacio de su compañero sin sobrecargarlo. Ambos deben comunicar sus necesidades de manera clara, directa y respetuosa, evitando exigencias o retraimientos. Los límites sanos ayudan a evitar la reactividad y permiten que cada persona tenga espacio para procesar sus emociones, al mismo tiempo que crean un entorno seguro donde la conexión emocional pueda florecer sin presiones.
Dicho eso, aquí te dejo algunos ejemplos de límites sanos:
- Tiempo para procesar: Ambos deben acordar momentos para tener conversaciones importantes, permitiendo que la persona evitativa tenga tiempo para reflexionar sin sentir presión, mientras la ansiosa recibe la garantía de que se abordarán sus inquietudes en un momento acordado.
- Espacio personal: La persona ansiosa puede aprender a respetar el espacio emocional y físico de su pareja evitativa, mientras el evitativo se compromete a no aislarse completamente y a estar disponible emocionalmente en momentos clave.
- Expresar necesidades sin demandas: Ambos deben practicar comunicar sus necesidades de manera clara y sin expectativas inmediatas. La persona ansiosa debe evitar la insistencia excesiva, y el evitativo debe evitar ignorar o minimizar las solicitudes de su pareja.
- Rutinas de autocuidado: Cada persona debe crear tiempo para actividades individuales que les ayuden a recargar energías y reducir la dependencia emocional del otro.
- Respeto por el desacuerdo: Establecer un acuerdo para manejar los conflictos de manera respetuosa, permitiendo pausas si las discusiones se vuelven muy intensas, y retomarlas cuando ambos estén más tranquilos.
Ejemplo real:
A raíz de los acuerdos a los que llegaron para vivir la relación de forma equilibrada, Laura comenzó a practicar la meditación y a enfocarse más en sus propias actividades, apoyándose en amigos y familia, hobbies y pasatiempos, y por supuesto en su carrera y proyectos personales, lo que la ayudó a no estar tan centrada en Daniel para su bienestar emocional. Daniel, por su parte, se metió de cabeza a hacer un trabajo interno para entender sus heridas y su falta de apertura, y a raíz de esto se comprometió a no evitar conversaciones emocionales importantes y a estar más presente cuando Laura necesitaba su apoyo. Eso sí, ambos se comprometieron a comunicarle a su pareja cuando estaban sintiendo la necesidad de reclamar o de alejarse, por lo que ambos también pudieron crear estrategias para saber cuando detener una conversación importante y retomarla en otro momento sin generar drama.
Para terminar…
Las relaciones entre personas con estilos de apego evitativo y ansioso pueden ser desafiantes, pero no están condenadas al fracaso. Con la comprensión, la comunicación y el esfuerzo de ambas partes, es posible equilibrar la dinámica y construir una relación más saludable y consciente. El camino no es fácil, pero al tomar responsabilidad por sus propios patrones, las parejas pueden avanzar hacia una conexión más profunda y segura.
Aquí lo importante es recordarte que NO es importante quien tiene la razón y quien empezó con su comportamiento de protesta primero (alejarse o reclamar), sino que lo importante es reconocer que ambos tienen heridas que crean patrones de comportamiento que normalmente se activan en las etapas de mayor compromiso en las relaciones, y esos patrones tienen el poder de destruir una relación si no se reconocen y se corrigen a tiempo.
Al final del día lo más importante es reconocer que todos podemos crecer y mejorar y que es nuestra responsabilidad hacerlo, porque nadie va a venir a salvarnos, así que ojo ahí.
¡Feliz Semana!